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¿Heroínas o monstruos*? el mérito lejos del reconocimiento

Así empieza una idea

La idea de Heroínas InVisibles empezó como tantas otras que se nos meten en la cabeza. Muchas se quedan en eso: en una buena idea con buenas intenciones. Pero otras no nos dejan tan fácil. Se nos sigue apareciendo para recordarnos una deuda pendiente: la de transformarlas en algo concreto.

Desde hace un par de años, he escuchado muchas veces un audiolibro que recomiendo a quien le guste la ficción histórica: “The invention of wings”, de la escritora estadounidense Sue Monk Kidd. En español el nombre no suena muy bien y aún no está traducido, pero es algo así como “la invención de las alas”. Cuenta las vidas de cuatro mujeres atravesadas por la esclavitud de Charleston, Carolina del Sur en el siglo XIX. Hay que imaginarse que en ese entonces, la esclavitud era LA forma de vida de las familias pudientes, y las mujeres blancas no tenían mucho más que hacer que encontrar marido: ojalá rico y con apellido. Como dice Handful, un personaje maravilloso, era una opresión que tenía dos formas: la que imponía ataduras al cuerpo y la que aprisionaba la mente.

AudiolibroInventionOfWings

Dos de estas mujeres existieron de verdad: Sarah y Angelina Grimké. Crecieron en una familia aristocrática y esclavista y, contra todos los pronósticos, lograron soltar sus ataduras: fueron las primeras mujeres agentes del movimiento abolicionista (¡hablando en público y todo!) y además unas de las primeras feministas y sufragistas de los Estados Unidos. Las otras dos son imaginarias, pero están inspiradas por la historia y son súper poderosas: Charlotte y Handful, madre e hija esclavas de la familia Grimké. Las dos, a su manera y con sus recursos, resistieron e hicieron su propio camino para liberarse de la opresión.

Resulta que Sue Monk Kidd se encontró con las hermanas Grimké por casualidad. A pesar de ser sureña, vivir en Charleston y ser casi vecina de la casa Grimké, jamás había escuchado de ellas. Lo triste es que eso no es de extrañar: sabemos que las mujeres han sido invisibles en la historia por motivos varios (Rebbeca Solnit tiene un buen ensayo sobre esto: Abuela araña).

Pasa por la vergüenza y la indignación

Las vidas de estas cuatro mujeres me hicieron pensar de otra forma sobre mí misma, sobre mis propias ataduras y sobre las posibilidades a mi alcance. Y yo creo que parte de ese poder se debe a que se trata de mujeres que son, ante todo, reales.

Pero además, el libro me hizo preguntarme qué aprendí en el colegio sobre mujeres colombianas. No pude recordar más que a la Pola, a Manuelita Saenz (que ahora que escribo esto me entero que era quiteña, ahí tienen) y a María Cano. ¿Sufragistas colombianas? Estoy segura que nunca me hablaron de ellas. ¿Mujeres de alguna minoría? No sabe/no responde. Entonces la sorpresa dio paso a la vergüenza y luego se mezcló con un “pero ¿cómo puede ser?” cercano a la indignación.

A eso siguió una búsqueda que me llevó a la creciente colección de libros infantiles sobre mujeres extraordinarias, rebeldes, persistentes. Me sorprendió encontrar muy pocas mujeres latinoamericanas (o encontrar siempre a las mismas) y además me hizo preguntarme por lo que consideramos extraordinario o admirable.

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Fotografías del libro: Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes por Elena Favilli y Francesca Cavalo. Editorial Planeta.

Se apuesta por los monstruos*

Algo de este tema ya me había interesado antes, cuando con mi amiga y colega María Fernanda Olarte Sierra nos dimos la pela de escribir sobre personajes marginales (monstruos*, renegados), en lugar de grandes nombres.  Y no se trata de negar sus méritos. Pero es que el mérito también está en las pequeñas cosas, en el día a día, lejos del reconocimiento.

Todo esto hizo que varios meses y varias vueltas después, apostáramos por contar historias de mujeres cercanas. De mujeres cuya invisibilidad tiene que ver con su cotidianidad. Por unas Heroínas InVisibles que son quizás más parecidas a las imaginarias Handful y Charlotte de la novela: nos dan esperanza porque nos muestran los pasos que podemos dar con lo que tenemos a nuestro alcance.

*Una pequeña aclaración: la idea de los monstruos está inspirada en el trabajo de Donna Haraway: al decir monstruos me refiero a esos seres que desafían las categorías convencionales, que las sociedades no saben dónde encajar y que por lo mismo muchas veces dejan en las márgenes.

Por: Adriana Díaz del Castillo H.

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